domingo, 11 de febrero de 2007

Unidad 2

Lectura Temprana:

Los procesos de lectura y escritura son factores de vital importancia para el desarrollo de los individuos, ya que a través de ellos las personas pueden comunicarse, informarse, relacionarse, etc. con su entorno social.

La lectura es un proceso continuo que comienza con el desarrollo de las habilidades del lenguaje oral y que a través del tiempo se convierte, en su mayoría, en una lectura espontánea. El lenguaje oral, la habilidad de escuchar y hablar, son bases vitales para el éxito en la lectura.

Mientras que el desarrollo del lenguaje oral es un proceso natural, aprender a leer no lo es. Los niños deben aprender a comprender, interpretar y manipular los símbolos gráficos del lenguaje escrito. Esta es una tarea esencial de los primeros años de escolaridad. Por lo tanto, es fundamental sumergir al pequeño en un mundo rodeado de una lectura temprana, que comience desde la familia (padres, hermanos, tíos, etc.), y se desarrolle a medida de que se de su instrucción en la escuela, donde el maestro será el principal responsable, estimulador y promotor de la lectura en edades tempranas, para así formar individuos con capacidades lectoras eficientes.

Desde los primeros años de vida, los individuos debemos estar sumergidos en un ambiente lleno de estímulos y estrategias que conlleven a tomar como hábito cotidiano, la lectura. Por esta razón, desde edades tempranas, y en el seno familiar, se debe adentrar al niño en el mundo de la lectura, es decir, las personas que son significativas para el infante (padres, tíos, hermanos, allegados, etc.), deben tener como práctica social, la lectura, y a su vez, sumergir al niño en esa práctica habitual, a través de la lectura de cuentos, historias, etc., que sean motivadoras para el infante y que llamen su atención, con el fin de promover en el menor, la lectura como una práctica social para su futuro. Asimismo, el niño en el momento de entrar al preescolar, lleva consigo una base (que viene de su entorno social), la cual le va a servir para obtener un aprendizaje significativo, acerca de diferentes temas, utilizando la lectura como medio principal para aprender nuevos conocimientos.


¿Cómo enseñar a leer y a escribir?

Desde pequeños a los niños se les debe leer cuentos, caricaturas, palabras cotidianas, etc., de una forma estimulante, que los divierta, capten su atención, y los lleven a descubrir, por sí mismos, aquello que está inmerso dentro de ese libro que le están leyendo (escritura), nunca aburrirlos, y antes de que ocurra esto, es mejor cambiar la manera de enseñar los procesos de lectura y escritura. Lo mejor, según Menacho (2001), en comenzar por enseñarles a leer, y luego a escribir, palabras cotidianas como papá, mamá, y su nombre, además de otras palabras comunes o familiares para el niño. Posteriormente, se le enseña algunas palabras de las partes básicas del cuerpo, como por ejemplo: manos, ojos, nariz, boca, piernas, etc. (señalándole a su vez las partes del cuerpo moviéndolas o con las manos), palabras que denoten posesiones de ellos (pelota, pijama, vaso, etc.), acciones que realicen regularmente (dormir, sentarse, comer, reír, etc.), y objetos que estén a su alcance (silla, mesa, televisión, etc.). Luego a medida de que van aprendiendo, se le comienza a enseñar artículos, verbos, preposiciones, etc. para que vayan aprendiendo a leer y a escribir frases, oraciones, párrafos, textos, etc.

En el caso de la escritura, se enseñan las vocales, luego a escribir el abecedario, y poco a poco, se van uniendo letras con letras (m-a: ma) formando silabas, se unen silabas con silabas formando palabras (ca-sa: casa), luego palabras con preposiciones, verbos, adverbios, etc., formando oraciones y así sucesivamente hasta que el niño llegue a escribir textos enteros. Estos procesos (lectura y escritura), se enseñan y se aprenden continuamente, poniéndolos en práctica para adquirirlos de manera definitiva.

Lectura Eferente:

La lectura eferente, según Rosenblatt (1995), es cuando la atención del individuo se centra, de modo principal, en seleccionar y abstraer analíticamente la información, las ideas o las instrucciones para la acción que perdurará después de terminada la lectura. Esto quiere decir, que este tipo de lectura es la que el lector trata de llevar consigo, de retener y de utilizar en las actividades, experiencias, vivencias, etc. que realizará después de la lectura, es decir, éste utilizará la información y el conocimiento obtenido a través de la lectura, en actividades que realizará después de la misma.

Lectura Recreativa:

La lectura recreativa es aquella que tiene como propósito entretener al lector, causándole goce, placer, etc. Es una lectura que la realiza el individuo por placer, que la disfruta y que puede ser desde un texto literario como un cuento, una fabula, etc., hasta un libro de historia o un recorte de periódico, etc. eso dependerá de los intereses de cada lector.

La lectura recreativa o también llamada lectura de placer constituye una base para la formación de hábitos, ya que, ayuda al lector a desarrollar actitudes y destrezas para seguir leyendo durante el transcurso de su vida, además de que ayuda al individuo a tener un espacio intimo y personal desarrollando su autonomía. En la mayoría de los centros de instrucción, deberían tomar en cuenta a este tipo de lectura y ponerla en práctica, para motivar y llamar la atención de los estudiantes, promoviendo así la utilización de la lectura en sus vidas cotidianas. Según, Mendoza (2005), entre las principales características de la lectura recreativa tenemos:

-Es una lectura para entretenerse y gozar.
-Son temas y formatos elegidos por el lector.
-Enfatiza la generación de hábitos de lectura.
-Respeta las maneras de leer propias.-Respeta el espacio íntimo. -No está sometida a evaluación pedagógica pero es medible.

Modelo de Destreza:

Es el modelo tradicional, que estudia el aprendizaje explícito del código y la captación del significado, y define a la lectura como una destreza unitaria compleja, enseñada y aprendida por medio de la instrucción directa a través de un método, como el único medio para la adquisición del lenguaje escrito.




Modelos de lectura competente:

Existen diversos modelos explicativos de la comprensión lectora, citados en Hernández y Quintero (2001), que se dividen de acuerdo a su relación funcional y a los niveles de procesamiento de la lectura. Entre estos tenemos:

Modelos Ascendentes: En este modelo, la lectura es concebida como un proceso de abajo-arriba, y la comprensión lectora es el resultado del análisis ascendente, secuencial y jerárquico que comienza cuando se identifican las letras del texto, luego las silabas, las palabras, etc. y así sucesivamente hasta extraer el significado completo del texto. Es un modelo centrado básicamente en el texto, en que la comprensión del mismo es un proceso lineal que consiste en extraer los significados contenidos en dicho discurso y considerar que la información necesaria para que se produzca la comprensión es la que provee el texto y fluye al lector.

Modelos Descendentes: Estos modelos consideran que la comprensión lectora depende de los esquemas que cada individuo activa, ya que van anticipando e infiriendo información significativa del texto, a través de la formulación de hipótesis. Aquí el lector no procesa letra a letra, sino que emplea sus conocimientos previos para anticipar o inferir el contenido del texto, y éste le sirve para confirmar o refutar dichas anticipaciones. Este modelo es, también, lineal, secuencial y jerárquico, pero de modo inverso al ascendente, es decir, de arriba-abajo. Muchas críticas referentes a este modelo destacan, que aquí el lector se basa más en los aspectos semánticos y sintácticos previos, que en el reconocimiento de palabras.

Modelo Interactivo: Este modelo destaca que la comprensión de una lectura se realiza simultáneamente entre los datos del texto y los conocimientos previos que posea el lector. Asimismo, este modelo de lectura recalca una relación de interacción que el lector establece con el texto, debido a que éste toma en cuenta, no únicamente al material escrito, sino también los aspectos del texto (contenido, estructura, etc.), el sujeto (objetivos, finalidad, etc.) y los procesos de enseñanza – aprendizaje. En este sentido, la comprensión debe darse como una captación de los significados del texto, entendiéndolos y trascendiéndolos. Estos procesamientos que se producen en los distintos niveles que intervienen en el acto lector no acontecen de manera lineal ni secuencial sino en paralelo. Durante la actividad de lectura, en este modelo, están interviniendo constantemente, y con una comunicación bidireccional, los modelos ascendente y descendente de la comprensión lectora.

Modelos de producto:

Estos modelos se basan exclusivamente en el análisis del producto de la expresión escrita, es decir, del texto escrito, desde una perspectiva puramente lingüística, y son descriptivos de las características formales y estructurales del texto producido. En estos enfoques, según Salvador Mata (1997), existen dos perspectivas de análisis que son:

La microestructural: analiza los aspectos formales del texto (gramática), considerando como símbolo escrito: ortografía, formación de signos (letras, palabras, etc.)

La macroestructural: analiza la estructura textual desde una perspectiva de cohesión, que es la relación de significados en un texto. Esta perspectiva ha contribuido a desarrollar las investigaciones sobre las diferentes tipologias textuales.

La principal contribución de estos modelos ha sido la de causar la apertura de otras vías de investigación, a raíz de las debilidades que estos presentaban para conceptualizar la escritura y explicar el origen de la misma. Además, estos modelos entienden la actividad de la escritura como una habilidad global, que consiste en poner en práctica, un conjunto de subhabilidades que se han ejercitado previamente de manera individual (gramática, ortografía, etc.) considerando que la evaluación y descripción de estos aspectos con suficientes para comprender la escritura

Modelos de Proceso:

Existe una clasificación de estos modelos, realizada por Gil y Santana (1985), ya que, destacan que este modelo de proceso de divide en tres etapas, que son específicamente:

Modelo de traducción: Aquí se concibe a la escritura como un proceso inverso al que se pone en marcha durante la lectura o la expresión oral, es decir, en cuanto a la primera, si es entendida como un proceso de decodificación de grafemas en fonemas, la escritura aquí es concebida como la codificación o traducción de fonemas a símbolos gráficos, en cuanto a la segunda, si es entendida como la traducción del pensamiento en palabras, en este modelo se concibe como la colocación directa de una idea o conjunto de ideas codificadas a un formato.

Modelos de Etapas: Son también llamados modelos lineales y destacan que la actividad de escribir implica poner en práctica una serie de fases o estadios que se desarrollan linealmente y de modo sucesivo:

Preescritura o etapa de generación de contenidos.
Escritura o colocación del contenido en el papel.
Reescritura a corrección para editar el producto final.
Edición o presentación del producto final.

El principal aporte de estos modelos es concretar con mayor precisión algunos de los procesos que tienen lugar durante la composición del texto (planificación, redacción, revisión, etc.), sin embargo fallan en explicar como son utilizados éstos por los individuos.

Modelos Cognitivos: En el presente, estos modelos son los únicos capaces de investigar los procesos mentales implicados en la composición, e identificar los componentes cognitivos de dichos procesos. Aquí consideran a la escritura como un proceso cognitivo constituido por diversos subprocesos que se organizan en un sistema jerárquico. Los modelos cognitivos parten de que los procesos, como unidades de análisis, están interrelacionados, situándose cada uno de ellos a diferentes niveles en el contexto global de la actividad de escritura.

Además, estos modelos ven a la escritura como una actividad flexible, recursiva e interactiva y toman en cuenta la influencia y el control que ejercen variables tanto internas (conocimientos previos, motivación, objetivos, etc.) como externas (contexto comunicativo y audiencia) en los procesos y estructuras de la composición escrita. Entre estos modelos cognitivos de la expresión escrita tenemos:

El Modelo de Flower y Hayes:

Para estas autoras, el proceso de escritura implica tres procesos de gran complejidad que son:

La planificación: Aquí se establecen los objetivos y el plan que se va a seguir en la escritura, a su vez, éste consta de tres sub-divisiones que son: los objetivos por los cuales se va a escribir, la generación de ideas y la organización de las mismas.

La redacción: Es el desarrollo del plan previsto, pasándolo a lenguaje escrito. Esta etapa conlleva un conjunto de aspectos léxicos, sintácticos, etc. que guían al individuo a un proceso de revisión y verificación constante.

La revisión: Esta revisión consiste en leer, evaluar, y por consiguiente, corregir y mejorar el texto escrito. El autor se evalúa a sí mismo a través de los objetivos que se planteó anteriormente.

Este modelo está asociado a la teoría constructivista debido a que el autor genera y construye sus propias ideas, y por lo tanto, al utilizarlas y organizarlas de manera eficaz, se produce en él, un aprendizaje significativo. También este modelo es de carácter descriptivo porque induce a establecer los subprocesos mencionados anteriormente (objetivos, organización de ideas, etc.), organizados de manera jerárquica, revelando la actividad cognitiva de los individuos durante la escritura.

A su vez, debido a la complejidad de los componentes del proceso de escritura, Flower y Hayes, destacan que debe existir un mecanismo de control o monitoreo que estimule y dirija el proceso de redacción en los individuos.

El Modelo de Scardamalia y Bereiter:

Desde una perspectiva cognitiva, Scardamalia y Bereiter (1992), proponen dos modelos de composición escrita:

Decir el conocimiento: Aquí explican el proceso de redacción como una actividad natural que se desarrolla sin una instrucción, exponen que para construir un texto el escritor parte de una representación mental de la tarea. Esta tarea lleva implícita el tema sobre el cual se va a escribir y el género textual adecuado. Sobre esta base, el escritor genera unos identificadores conceptuales y discursivos, los cuales utiliza como estímulos para buscar en la memoria el contenido apropiado para empezar a elaborar un texto escrito.

Transformar el conocimiento: Este modelo explica como se construye un texto cuando se concibe la tarea como la resolución de un problema retórico. Aquí el escritor también parte de una representación mental de la tarea asignada, pero muy distinta a la forma como lo haría un individuo en el modelo de decir el conocimiento, así antes de ponerse a escribir, el individuo analiza la tarea y establece los objetivos precisos para construir el texto. A medida de que realiza esta operación se generan dos espacios problemas, el espacio del contenido (qué escribir) y el espacio retórico (como hacerlo). En estos espacios se producen las operaciones que modifican el conocimiento del escritor y las que modifican el texto y los propios objetivos del escritor.

Los Modelos Ecológicos:

Estos modelos son los que analizan la composición escrita como un proceso mediatizado no solamente por variables de índole personal, sino también por el contexto en que se desarrolla. Se trata de enfoques muy cercanos al ámbito de la enseñanza y que empiezan a gozar de mucha aceptación entre el profesorado. Este modelo conceptualiza la actividad de la escritura no solamente como un proceso individual de resolución de problemas, sino también como un proceso comunicativo y social que adquiere pleno significado en el contexto físico, social y cultural en el que se desarrolla.

Modelo instruccional de Mathers y Roberts:

Desde un enfoque psicológico y de proceso, desarrollan un programa de instrucción para alumnos con dificultades de aprendizaje. Según estas autoras, el proceso de escritura se compone de planificación, escritura y revisión, y que debe existir principalmente la motivación. Su principal propósito es forjar escritores que posean un amplio rango de estrategias cognitivas y metacognitivas para la planificación, escritura y revisión de modo que adquieran una habilidad y motivación que les impulsen a usar la escritura para mejorar gran cantidad de propósitos en sus vidas.

En este modelo detallan variadas estrategias que sirven para motivar al alumno y para ayudarle a construir su propio texto. Entre éstas tenemos:

· La estrategia de la audiencia: consiste en una serie de instrucciones que el profesor utiliza para concienciar a los alumnos de que han de considerar e identificar las necesidades de sus lectores ante y durante la escritura y para ayudarles a establecer relaciones entre la información que presentan en su texto y la comprensión de dicho texto que puedan tener sus lectores.

· La estrategia de organización de párrafos: Es una ayuda altamente estructurada para enseñar a los alumnos a escribir textos con una formula efectiva.

· Organizadores Gráficos: Entre ellos están los discos de escritura (sirven para separar las ideas principales y los detalles) y los gráficos para textos secuenciales (proporcionan a los alumnos un sistema para organizar la información mediante un párrafo introductorio, párrafos que desarrollan el tema y párrafos de conclusión).


Modelo Instruccional de Sharon Sorenson:

Para Sorenson (1997), el proceso de escritura está constituido por lo que ella llama procesos previos, proceso de escritura, proceso de revisión y proceso de prueba, los cuales deberían llevarse a cabo para escribir cualquier tipo de texto. Las actividades previas a la escritura desempeñan un papel fundamental en el proceso de planificación, ya que, suponen la generación de ideas, determinar objetivos, analizar la audiencia a la que se dirige, etc.

Una vez finalizada las actividades previas, se desarrolla el proceso de escribir, que según la autora es un proceso sencillo que consiste en aplicar el producto de las actividades previas para diseñar la primera aproximación del escrito o borrador. Luego viene el proceso de revisión que consiste en adoptar una postura crítica frente a lo escrito, en verificar todo lo referente al proceso de escritura (estructura, organización, y énfasis) y por consiguiente, hacer los cambios que hagan falta para que la composición sea de calidad.

Al terminar de revisar lo escrito, comienza el proceso de prueba, necesario para que el texto resulte completamente adecuado, y que consiste en revisar la puntuación, la ortografía, la gramática, y todo lo que se podría llamar aspectos mecánicos de la escritura. Esta autora destaca que la instrucción y la práctica pueden hacer realidad cualquier tarea escrita que los alumnos se propongan.

Modelo Instruccional de Bernice Wong:

Bernice Wong desarrolló un programa instructivo en tres fases: planificar, escribir y revisar. Durante su estudio enseñaron a un grupo de adolescentes con dificultades de aprendizaje y bajo rendimiento a planificar, escribir y revisar ensayos de opinión. Además, utilizaron diversos materiales como, por ejemplo, el cuestionario sobre las actitudes hacia la escritura (con seis enunciados que miden la actitud hacia la escritura con una escala de cinco grados tipo Likert), el cuestionario sobre metacognición en la escritura (constituido por diez preguntas con las que pretendían evaluar los procesos metacognitivos en relación con la escritura), etc.

Enfoques didácticos para la enseñanza de la expresión escrita:

Con relación al proceso de escritura pueden distinguirse cuatro enfoques metodológicos básicos para la enseñanza de los procesos superiores de la expresión escrita, entre estos enfoques tenemos:

Enfoque basado en la gramática: Se basa en aprender a dominar la gramática de la lengua (las reglas que la construyen, la esencia, la estructura, etc.) , y se rige principalmente por dos modelos:

Modelo Oracional: estudia las partes de la oración, la ortografía, etc.


Modelo Textual: estudia el texto completo, tomando en cuenta su estructura, sus párrafos, etc.

Su importancia radica en su enfoque hacia la gramática. En lo tradicional se estudia la ortografía, la morfología, sintaxis, etc. y la forma de estructurar el contenido se asemeja a la forma que presentan los contenidos de un libro de gramática: separan los diversos niveles de análisis de la lengua y proceden ordenadamente, tratando primero la ortografía, después la morfología, la sintaxis y el léxico. En lo textual se estudia la cohesión, coherencia, estructura, etc. y no se preocupan tanto por la ordenación de los contenidos sino en facilitar al alumno un aprendizaje global de la lengua.

En cuanto a las características lingüísticas y didácticas de este enfoque tenemos:

-No toma en cuenta el valor comunicativo y social de la lengua.
-Se rige por un solo modelo dialectal (el que más usan en su lengua).
-Se aprende sólo el lenguaje formal y se deja a un lado el coloquial.
-Distinguen lo correcto de lo incorrecto.
-El profesor explica la teoría y luego da ejemplos.
-Los alumnos se ejercitan con frases o palabras.
-Los estudiantes se ejercitan a través de párrafos o textos.
-El profesor corrige los errores gramaticales.

Enfoque basado en las funciones:

Este enfoque se originó a partir de la filosofía del lenguaje (Wittgenstein, Austin, Searle, etc.), y se basa primordialmente en la función comunicativa que tiene el lenguaje en la vida cotidiana de los individuos, por lo tanto, no ven al lenguaje como algo memorístico sino como una herramienta comunicativa útil para conseguir cosas: pedir un favor, preguntar, buscar información, transmitir sentimientos, emociones, etc. La acción con que se consiguen los objetivos propuestos se llama actos de habla que cosiste en la codificación y decodificación de los textos lingüísticos, y a su vez, el conjunto de actos de habla son las cosas que se consiguen con la lengua.

Igualmente, en las aulas de clases se enseña la lengua desde este punto de vista. La metodología de este enfoque es muy práctica, ya que, en el contenido de la clase usan la lengua, tal como se produce en la calle y, por consiguiente, los estudiantes se encuentran más activos y dinámicos durante el desarrollo de las mismas. Su importancia radica en la enseñanza y el aprendizaje de diversas funciones comunicativas, según el destinatario (tipologías textuales). Entre estas tipologías textuales se encuentran, por ejemplo, las basadas en los ámbitos de uso: ámbito personal (diario, notas, etc.), ámbito laboral (informes, cartas, currículos, etc.), ámbito académico (redacciones, resúmenes, etc.), entre otras. También tenemos las basadas en la función: narración (cuentos, chistes, etc.), descripción (de objetos, de personas, etc.), instrucción (recetas de cocina, instrucciones de uso, etc.), entre otras.

Entre algunas de las características de este enfoque tenemos:

Características Lingüísticas:

-Toma en cuenta el valor comunicativo y social de la lengua.

-Toma en consideración varios dialectos.

-Se aprende el lenguaje coloquial, como se usa en la vida cotidiana.

-No distinguen lo correcto de lo incorrecto, ya que, usan los términos adecuado-inadecuado.

Características Didácticas:

-Se realizan ejemplos reales de un texto y se hace una lectura comprensiva del mismo.
-Se analizan las características del texto: tipo de información, partes de la estructura, etc.
-Los alumnos trabajan con un texto determinado, añadiendo información, escribiendo el final del mismo, etc.
-Los estudiantes escriben un texto completo, a partir de una situación dada.

Enfoque basado en el proceso:

Se desarrolló en Estados Unidos, a partir de un grupo de investigaciones referentes al proceso de composición y realización de textos escritos. Este enfoque se basa en que los individuos para escribir exitosamente deben dominar el proceso de composición de un texto, es decir, hacer esquemas, revisar borradores, generar ideas, etc. Este conjunto de estrategias es lo que denominan: Perfil del escritor competente.

Este enfoque es importante debido a que toma en cuenta el proceso en sí de la escritura, a diferencia de los demás que solo tomaban en cuenta el producto final. Aquí se enseña y se aprende todas las estrategias básicas que se utilizan en el proceso de redacción y creación del texto.

Entre algunas de las características de este enfoque tenemos:

Características Lingüísticas:
-Toma en cuenta el proceso de composición de un texto.
-Cada individuo tiene su propio estilo de composición a partir de sus capacidades.
-Se enseña los procesos mentales, es decir, la formulación de objetivos, redacción, revisión, etc.

Características Didácticas:

-Se propone un tema y los alumnos escriben sobre el mismo durante toda la clase.
-En el aula, se pone en énfasis al escritor, al estudiante y no al texto escrito.
-Los estudiantes pueden escribir trabajos, cartas, ensayos, etc.
-El profesor orienta y asesora el trabajo del estudiante, tomando en cuenta sus defectos y potencialidades, con una atención individualizada.
-No se corrige el producto sino el proceso de redacción.


Enfoque basado en el contenido:

Se desarrolló en Estados Unidos en dos contextos distintos: uno en los cursos de escritura (writing) de las universidades, y el otro en las escuelas básicas y medias con el movimiento “escritura a través del vitae”. Se enfoca principalmente en el contenido del texto por encima de su gramática, su función, su proceso, etc. Este enfoque es importante debido a que pone énfasis en lo que dice el texto, y no en la forma cómo se dice. Además, los alumnos escriben temas académicos y personales, vinculándolos, a su vez, con otras habilidades como leer, escuchar, etc.

Entre algunas de las características de este enfoque tenemos:

Características Lingüísticas:
-En los textos académicos utilizan un lenguaje especializado y técnico.
-En los textos no académicos se utiliza un lenguaje general.
-Los alumnos no sólo practican la escritura sino también ejercicios verbales.

Características Didácticas:

-Investigación de un tema: búsqueda de información, lectura de textos, etc.
-Procesamiento de la información: discusiones en grupo, elaboración de esquemas, etc.
-Producción de escritos: preparación y redacción de textos.
-Los ejercicios son globales, parten de textos completos.
-Se corrige el contenido del texto de manera individualizada.

Relación de los contenidos con la práxis pedagógica:

Todos estos modelos y enfoques mencionados son muy importantes para el ámbito educativo debido a que orientan y proponen estrategias prácticas para enseñar la lectura y la escritura a los individuos. Estos modelos y enfoques ayudan, sobre todo a los docentes, a proponer actividades donde el estudiante desarrolle la lectoescritura, y por consiguiente, ir creando un hábito en ellos para que la utilicen en sus vidas cotidianas.

Todo esto se debe a que en los últimos años, la educación se ha regido sólo por ser conductista dejando a un lado el enseñar a leer y a escribir de manera amena y divertida, donde el sujeto participe de forma activa en su aprendizaje y así lograr que este aprendizaje sea significativo. Por tal motivo, nosotros como futuros docentes debemos conocer y tomar en cuenta los diferentes modelos y enfoques de la lectura y la escritura con el fin de orientarnos a través de ellos, tomarlos como ejemplo en la realización de las actividades que se ejecuten en las escuelas, para desarrollar en los alumnos sus potencialidades con respecto a la lectura y la escritura y así las utilicen para adquirir nuevos conocimientos durante el desarrollo de sus vidas.

Reflexión:

Aprender a leer y a escribir es una necesidad individual y social, ya que son actividades que se realizan en la vida cotidiana, no obstante muchos estudios realizados desde años anteriores, ponen en evidencia que muchos de los estudiantes decodifican, pero no leen y grafican, pero no escriben. Por tal motivo, nosotros como futuros docentes debemos tratar de cambiar esa realidad, dejando a un lado las prácticas conductistas y comenzando a utilizar estrategias que estimulen en los alumnos a leer y escribir de forma placentera, donde además de aprender, se recreen a través de estos dos grandes procesos.

Los modelos y enfoques de la lectura y la escritura son fundamentales en el campo de la pedagogía, ya que sirven de ejemplos para realizar actividades donde se evalúe y se enseñe la lectura y la escritura como dos procesos complejos, es decir, que no se lea por leer y no se escriba por escribir, sino por el hecho de obtener nuevos conocimientos y llevarlos paso por paso con el fin de tener una buena comprensión lectora y una buena escritura en el desarrollo de sus actividades.

Reseña:

CASTELLO, M (2002). De la investigación sobre el proceso de composición a la enseñanza de la escritura [Revista signos en línea], vol.35, no.51-52, p.149-162. Disponible:http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-09342002005100011&lng=es&nrm=iso>. ISSN 0718-0934. [Consulta: 2007, Febrero 11]

Según Castelló (2002), En los últimos años, la investigación sobre el proceso de escritura ha pasado a centrarse casi exclusivamente en el análisis cognitivo del proceso de composición. Hoy en día, después de muchas investigaciones, se considera que en la enseñanza del proceso de composición escrita interactúan diferentes contextos y que la escritura de un texto es un proceso proveniente de una determinada situación de comunicación. Además, según la autora, cada texto incorpora las voces de otros textos anteriores, así el proceso de composición es en alguna medida dialógico, y no se puede mirar aisladamente de la producción textual que le rodea. Este se trata de un diálogo diferido, con características específicas que lo hacen diferente del que se produce en la conversación o en otras formas de interacción oral.

Asimismo, muchos lingüistas tratan de concebir a la escritura como un proceso flexible, dinámico y diverso, en función de las diferentes situaciones discursivas que dan origen y sentido a la tarea de escribir, por consiguiente, esto supone entender que el proceso de composición, seguido por un escritor, sólo se puede interpretar en un contexto determinado. La concepción socio-cognitiva supone considerar el proceso de composición escrita como un proceso cognitivo ­que ocurre dentro de la cabeza del escritor, pero situado socialmente, y así, ­lo que acaba haciendo ese escritor depende de la situación comunicativa específica que le lleva a escribir.

Castelló (2002), destaca la necesidad de fomentar a lo largo de todo el proceso de enseñanza-aprendizaje niveles de conciencia cada vez más elevados sobre el propio proceso de composición, así en base a estos niveles progresivos de representación consciente de las actividades que conlleva la escritura va a ser posible una reforma de ver la misma, es decir, no se trata tanto de enseñar procedimientos y técnicas, sino fundamentalmente de cambiar la concepción que los estudiantes tienen sobre la escritura y los procesos de composición, recurriendo a la utilización de concepciones más elaboradas (socio-cognitivas) que permitan poner en marcha procesos de composición mas complejos que, finalmente, van a cambiar la manera de escribir de los alumnos.

Según Castelló (2002), esta concepción de la escritura (socio-cognitivas) y de su enseñanza influye de forma directa en el tipo de investigación necesaria para estudiar los procesos de enseñanza y aprendizaje del proceso de composición. Esta investigación aspira comprender e interpretar lo que sucede en los salones de clase para transformar esa práctica, por ejemplo, teoría conductista en teoría contructivista. Sin embargo, en el ámbito de la escritura y en el de las estrategias de aprendizaje, se piensa que difícilmente puede generarse conocimientos relevantes para el contexto educativo fuera de éste, ni reducir dicho contexto al texto de unos escritos, sin tomar en consideración sus interacciones con el texto del alumno, el texto del profesor y el texto de la institución donde tienen lugar estas actividades. Este tipo de investigación realizada desde el aula, obliga a definir las fronteras entre investigación y aplicación y facilita que las relaciones entre teoría y práctica no sólo sean constantes sino que se unan y se alimenten mutuamente.

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