sábado, 24 de febrero de 2007

unidad 4

En el sistema educativo, los alumnos que sean malos lectores tendrán dificultades para seguir las asignaturas, por ejemplo, el enunciado de un problema de Física, la exposición de un teorema matemático, la descripción de un proceso biológico, la comprensión de un texto narrativo, etc. Todo esto, es texto, texto que exige decodificación, comprensión, asimilación; etc.

Forjar la habilidad de lectura en los niños del mañana es una responsabilidad compartida entre las familias y el sistema educativo. Es en las escuelas, es donde los jóvenes van a tener que forjar sus habilidades lectoras, y los que salgan de ella sin haber adquirido un buen dominio de la lectura tendrán esa carencia el resto de sus vidas, por ello es fundamental el rol que tiene el maestro en la enseñanza de la lectura de sus estudiantes.
El maestro como lector, selector y promotor de textos de lectura

Saber leer bien implica, no sólo poder disfrutar una obra literaria, por ejemplo, sino también, saber extraer la información de la prensa, de un contrato, de un texto técnico, de un manual, etc. La escuela como institución y el profesor como agente socializador enfrentan el reto de introducir cambios en su organización para formar individuos capaces de realizar una buena lectura.

En la vida cotidiana, el profesor debe adoptar diferentes decisiones, desde estimular el aprendizaje de un currículo que no ha sido diseñado para heterogeneidad, mantener la disciplina en el salón de clase y buscar soluciones ante la carencia de recursos materiales. La posición que ocupa el maestro en el salón de clase, le genera seguridad, al desempeñar el rol como poseedor de todo el saber, pero muchos de estos docentes ignoran que los estudiantes también tienen conocimientos individuales, y que la unión de todos facilita la construcción del conocimiento.

Estos maestros que convocan a sus alumnos a la construcción del conocimiento tienen mayores probabilidades de establecer relaciones de enseñanza-aprendizaje de mayor eficacia. El aula es un espacio de interacción social donde se generan conversaciones entre maestros y alumnos y entre los propios estudiantes.

El rol del maestro es un rol esencial, muy complejo y al mismo tiempo, debe tener una excelente formación profesional para conocer a los alumnos en su nivel evolutivo y las experiencias culturales en el medio social y cultural de cada uno. Debe tener conocimientos sobre cómo enseñar a leer y a escribir tomando en cuenta, no sólo el resultado, sino también el proceso de dicha lectura y escritura utilizando habilidades para aplicar estrategias grupales, individuales y contextuales estableciendo relaciones fluidas con la familia y la comunidad. Debe confiar en la aptitud de sus alumnos y en sí mismo para influir en su desarrollo.
Un buen maestro sabe, que más allá de la literatura de ficción o de fantasía, todo el currículo ofrece motivos para leer, si en el alumno se despierta el interés por aprender, y el maestro, además de saber hacer preguntas, lo motiva para preguntarse a sí mismo y para confrontar con otros lo que sabe y cree saber. La interpretación de láminas, de esquemas, de borradores, etc. son estrategias fundamentales del buen maestro es su compromiso con la formación.
La manera como el maestro presenta la lectura y el valor y significado que le otorga a ésta, determina la calidad de su aprendizaje. Si un alumno percibe que para su maestro la lectura forma parte de su cotidianidad, que ha influido y enriquecido su autoconcepto y su relación con el mundo, que orienta su vivir y su trabajo, igualmente encontrará significativo el aprendizaje y la práctica de la lectura.
Por tal motivo, el docente debe ser el pilar fundamental en la enseñanza de la lectura y la escritura, promoviendo textos que los alumnos puedan leer y comprender, integrándolos, a su vez, con diversas áreas de conocimiento, además, de leerles y seleccionarles constantemente temas diferentes con el fin de que obtengan los conocimientos y las habilidades necesarias para el desarrollo social de sus vidas.
La motivación:
El término motivación se deriva del verbo latino movere, que significa “moverse”, “poner en movimiento” o “estar listo para la acción”.Cuando un alumno quiere aprender algo, lo logra con mayor facilidad que cuando no quiere o permanece indiferente. En el aprendizaje, la motivación depende inicialmente de las necesidades y los impulsos del individuo, puesto que estos elementos originan la voluntad de aprender en general y concentran la voluntad. De esta forma podemos ver que la motivación es un acto volitivo. Cuando una persona desea aprender algo, las otras actividades no atraen sus esfuerzos. Se produce un cambio, un aumento de expectativa y luego de tensión, y ambos casos constituyen una disposición para aprender ese algo. Esto determina una movilización de energía, la cual se ha consumido cuando el aprendizaje ha sido llevado a cabo. Si el esfuerzo tiene éxito, la tensión también se alivia, por lo tanto, podemos decir que la motivación se define usualmente como algo que energiza y dirige la conducta.
Existen dos clases de motivaciones: la motivación intrínseca y la motivación extrínseca. La primera se refiere a la satisfacción personal que representa enfrentar con éxito la tarea misma. La segunda, dependen de lo que digan o hagan los demás acerca de la actuación del alumno, o de lo que él obtenga tangiblemente de su aprendizaje. Estas dos se mezclan continuamente y, a veces resulta imposible separarlas, ya que la autoestima juega un papel muy importante.
La conducta motivada tiene tres características que la diferencia de la conducta que no es motivada:
1. La conducta motivada es cíclica. Primero, se despierta un motivo o un impulso. Los motivos en algunas ocasiones nacen de necesidades fisiológicas como la necesidad de alimentos o de agua, mientras que en otros casos, los motivos nacen de necesidades psicológicas, la necesidad de compañía o la adquisición de algo.
2.Un motivo opera para ser tanto la conducta como la experiencia selectiva en el organismo.
3.La conducta motivada es relativamente activa y persistente. En general, podemos decir que mientras más fuerte sea el motivo, mayor será la actividad en la persistencia del organismo hacia los fines relacionados con este motivo. El punto importante es que existe una distinción entre las necesidades fisiológicas del organismo y los impulsos o motivos.


La motivación en el aula:
Con frecuencia los profesores hablan de la motivación o falta de ella en sus alumnos, y la mayoría, reconoce que las actitudes que tienen los alumnos influyen de manera decisiva en su aprendizaje. Sin embargo, pocas veces le dedican tiempo a planificar las actitudes que van a trabajar en las aulas o a pensar en actividades para presentar esas actitudes a sus estudiantes.
Por eso, para el docente, el primer paso para trabajar las actitudes en el aula es querer hacerlo y planteárselo de manera consciente. Tiene que tratar de entender a los alumnos con los que trabaja y detectar las actitudes que actúan para potenciar o impedir el aprendizaje.
Generalmente, cuando los profesores corrigen un error en un ejercicio de sus alumnos, no se limitan a indicar donde está la equivocación, sino que también les indican la manera de hacerlo bien. En el caso de las actitudes es más importante todavía que no se limiten a identificar la actitud que daña el aprendizaje y ofrezcan una actitud alternativa.
Díaz (2002), señala que existen algunas sugerencias que se presentan para motivar a los alumnos antes, durante y después de las actividades o tareas:
a)Manejo de la motivación antes:
.-Mantener una actitud positiva. Primero que nada, el maestro debe mostrar una actitud positiva, ya que los alumnos la captarán inmediatamente cuando entre al salón de clase.
.-Generar un
ambiente agradable de trabajo. El clima o la atmósfera del salón de clase, debe ser cordial y de respeto. Se debe evitar situaciones donde se humille al alumno.
.-Detectar el
conocimiento previo de los alumnos. Esto permitirá tener un punto de partida para organizar las actividades y detectar el nivel de dificultad que deberá tener. Asimismo, se podrá conocer el lenguaje de los alumnos y el contexto en el que se desenvuelven.
.-Preparar los contenidos y actividades de cada sesión. Un
maestro que llega a improvisar es detectado automáticamente por los alumnos, por lo cual pierde credibilidad.
.-Mantener una mente abierta y flexible ante los conocimientos y cambios. Hay que considerar que los conocimientos se construyen y reconstruyen día con día; que existen diferentes perspectivas para abordarlos ya que no son conocimientos acabados e incambiables.
.-Generar conflictos cognitivos
dentro del aula. Plantear o suscitar problemas que deba resolver el alumno, que activen su curiosidad e interés. Presentar información nueva, sorprendente, incongruente con los conocimientos previos del alumno para que éste sienta la necesidad de investigar y reacomodar sus esquemas mentales.
.-Orientar la
atención de los alumnos hacia la tarea. Tratar de que los alumnos tengan más interés por el proceso de aprender y no por las recompensas que puedan tener.
.-Cuidar los mensajes que se dan.
Tratar de no desmotivar a los alumnos diciendo que algo es muy difícil y que no van a poder con ello. Al contrario, hay que alentarlos a que den su mayor esfuerzo y felicitarlos por ello.
b)Manejo de la motivación durante:

.-Utilizar ejemplos y un lenguaje familiar al alumno. A partir del conocimiento previo del educando, el maestro puede conocer su forma de hablar y pensar. Utilizando esto se pueden dar ejemplos que los alumnos puedan relacionar con su contexto, sus experiencias y valores.
.-Variar los elementos de la tarea para
mantener la atención. Si el maestro siempre sigue las mismas actividades y procedimientos en todas las clases, los alumnos se aburrirán, ya que éstas se harán monótonas. Por ello, el maestro deberá tener una amplia gama de estrategias de aprendizaje para que los alumnos se motiven en la construcción de su aprendizaje.
.-Organizar actividades en grupos cooperativos. Pueden ser exposiciones, debates, representaciones, investigaciones, etc. Las actividades en grupos cooperativos permitirán a los alumnos tener diferentes puntos de vista sobre el mismo material, por lo cual sus compañeros servirán de mediadores en su
construcción del conocimiento.
.-Dar el
máximo de opciones posibles de actuación para facilitar la percepción de la autonomía. El alumno, aún cuando sea parte de un grupo, es un ser autónomo, que merece ser tomado en cuenta como tal; por lo cual, no debe ser tratado como uno más en la masa. Se debe respetar su individualidad dejándolo actuar y pensar por sí mismo.
.-Mostrar las aplicaciones que pueden tener los conocimientos.
Ejemplificar mediante situaciones diarias la relevancia de los contenidos. El maestro debe orientar a los estudiantes para que lo apliquen en su realidad. Si es posible, guiarlos para que sean ellos quienes le encuentren sentido y digan para qué sirve.
.-Orientarlos para la búsqueda y comprobación de posibles medios para superar las dificultades.
c)Manejo de la motivación después:

.-Diseñar las evaluaciones de forma tal que no sólo proporcionen información del nivel de conocimientos, sino que también permitan conocer las razones del fracaso, en caso de existir. La evaluación debe permitir detectar las fallas del proceso enseñanza aprendizaje, para que el maestro y el alumno puedan profundizar en ellas y corregirlas.
.-Evitar en lo posible dar sólo calificaciones. Se debe proporcionar a los alumnos
información acerca de las fallas, acerca de lo que necesita corregir y aprender.
.-Tratar de
incrementar su confianza. Emitir mensajes positivos para que los alumnos se sigan esforzando, en la medida de sus posibilidades.
.-Dar la
evaluación personal en forma confidencial. No decir las calificaciones delante de todos. Es preferible destinar un tiempo para dar la calificación en forma individual, proveyéndolos de la información necesaria acerca de las fallas y los aciertos; buscando de esta forma la retroalimentación del proceso enseñanza aprendizaje.
La mediación:
Según Brow (2000), La palabra mediación proviene de “mediatio”, entendida como punto equidistante entre dos puntos opuestos y también como interposición, intermediación para favorecer nuevas articulaciones en las relaciones sociales. Es un punto medio entre dos polos en un espacio o medio concreto. La mediación facilitará que las partes implicadas se encuentren en este punto intermedio que ofrece la objetividad. En las percepciones subjetivas del conflicto no se podrán encontrar. La mediación puede propiciar estos espacios de diálogo abierto sobre el problema de fondo que hay en el conflicto.
Por eso, la cultura de la mediación supone una cultura de la comunicación, porque la mediación pretende facilitar que las personas encuentren las posibles soluciones por ellas mismas. La finalidad no es tanto llegar a un acuerdo, sino restablecer la relación, reducir la hostilidad, propiciar propuestas y soluciones, promover procesos de respeto.
Cada vez es mayor el número de centros escolares que han iniciado programas de mediación entre iguales en los que alumnos, de forma voluntaria, son formados como mediadores para intervenir en los conflictos que se puedan dar entre alumnos en los centros escolares. Estos programas permiten a los centros escolares desarrollar un ambiente escolar más favorable, prevenir la violencia e introducir la educación por la paz.
La Mediación en los centros escolares implica mucho más que una formación y actividades para los alumnos mediadores, ya que todos los agentes de la comunidad escolar (profesores, padres y estudiantes) deben ser conscientes de su papel en la búsqueda de formas alternativas de resolución de conflictos y, de esta forma, participar activamente en la creación de una nueva cultura en los centros escolares.
Alcances de la mediación:

La mediación escolar pretende que las partes implicadas en un conflicto lleguen a acuerdos satisfactorios con la colaboración de un mediador. El mediador, ayuda a restablecer la comunicación entre las partes en conflicto y que estas trabajen de forma conjunta en la búsqueda de soluciones satisfactorias para todas las partes implicadas en el proceso. El mediador es paciente, discreto, no juzga, ni da soluciones, no se decanta por ninguna de las partes, escucha atentamente, crea y mantiene la confianza y facilita que todas las partes salgan beneficiadas del proceso.
Compromisos de la mediación:
La mediación escolar tiene una importante tarea preventiva y formativa, tanto a nivel individual como colectivo.
.-Preventiva: porque enseña a afrontar los conflictos en sus inicios, antes de que se incrementen y exploten. Además, ayuda a prevenir, en muchas ocasiones, la aparición de la violencia.
.-Formativa: porque el alumno al aprender a gestionar los conflictos de la vida diaria en la escuela, al conocer como se posiciona y comporta ante ellos, será capaz de posicionarse y entender los conflictos que se irá encontrando a lo largo de su vida, de una manera más amplia y plural.
Entre algunos de los compromisos encontramos:
.-Crear un ambiente más relajado y productivo.
.-Contribuir a desarrollar actitudes de interés y respeto por el otro.
.-Ayudar a reconocer y valorar los sentimientos, intereses, necesidades y valores propios y de los otros.
.-Aumentar el desarrollo de actitudes cooperativas en el tratamiento de los conflictos al buscar juntos soluciones satisfactorias para ambos.
.-Aumentar la capacidad de resolución de conflictos de forma no violenta.Contribuir a desarrollar la capacidad de diálogo y a la mejora de las habilidades comunicativas.
.-Contribuir a mejorar las relaciones interpersonales.
.-Favorecer la autorregulación a través de la búsqueda de soluciones autónomas y negociadas.
.-Disminuir el número de conflictos y, por tanto, el tiempo dedicado a resolverlos.
.-Ayudar a la resolución de disputas de forma más rápida y menos costosa.
.-Reducir el número de sanciones y expulsiones.
.-Disminuir la intervención de los adultos que es sustituida por la de los alumnos/as mediadores/as o por los mismos disputantes.
La evaluación de los aprendizajes en la lectura y la escritura:
Hoy en día, según Machado (1998), la evaluación de la lectura y la escritura, por parte de los maestros, se concentra en medir o cuestionar el resultado (producto) de dichos procesos y no toman en cuenta el proceso en sí de la lectura y la escritura, razón fundamental de que muchos niños no comprendan, ni entiendan lo que escriben o leen, y por lo tanto, no obtengan los conocimientos necesarios para afrontar con éxito la vida social en su futuro.
Para solucionar esta situación se debería realizar una evaluación en la que se requiera que los alumnos realicen tareas en las que tengan que demostrar sus conocimientos sobre determinada área, en este caso el lenguaje y dentro del mismo, la lectura y la escritura, evaluando el proceso de ambos de una forma detallada, pausada, atenta, etc., en la que se corrijan los errores, se revisen, se acomoden y se fortalezcan las virtudes. En los casos de evaluaciones de aula, es recomendable que sean los propios docentes los encargados de planificar actividades de este tipo y proponérselas a sus alumnos.

Como es de suponer, no puede esperarse que los desempeños sean los mismos para todos los niveles, por lo que las propuestas de observación y de evaluación también deberán variar. Por otra parte, algunos aspectos de los lectores y escritores se podrán evaluar proponiendo una misma actividad generalizada para toda la clase, mientras que otros tendrán que ser considerados en forma individual.

El docente puede recoger los datos y las evidencias que surgen de una evaluación del desempeño de los alumnos a través de distintas modalidades. Lo podrá hacer en forma permanente, a través de una observación planificada, a la que puede sumarse la que se obtiene en momentos ocasionales que puedan aportar datos considerados relevantes y hasta complementarios de acuerdo a los objetivos fijados.

Relación con la praxis pedagógica:

El éxito o fracaso en el aprendizaje de la lectura y la escritura determinan en gran medida la posibilidad de una buena formación académica posterior. La falta de interés hacia la lectoescritura y las dificultades para su aprendizaje, se suelen atribuir a factores relacionados con el desarrollo físico, la capacidad perceptivo-visual, el sistema nervioso, o el potencial cognitivo. Así mismo, un niño puede tener razones psicológicas válidas para no desear leer o escribir. Suponer que todos los alumnos se sienten igualmente atraídos y motivados frente a la lectoescritura es equivocado. Aunque se aprecie el valor funcional y práctico que tiene la lectura y la escritura (como herramienta para buscar información, para interactuar socialmente, para trabajar, para aprender) no es común reconocer su valor como fuente de placer y alegría, como medio para vivenciar la dimensión estética de la escritura.

Por lo tanto, el maestro necesita armonizar sus acciones en un contexto escolar propicio, discutiendo y planificando estrategias que ayuden a los alumnos, en colaboración con sus colegas. Asimismo, el maestro tendría que empezar por insistir en las actividades que no se deben hacer, tales como la enseñanza memorística de las letras y sus combinaciones, según ocurre todavía con demasiada frecuencia. Se trata de practicar la lectura y la escritura de manera activa, centradas en la comprensión. Por eso, cuando el pequeño no sabe leer o escribir, es el adulto (la madre primero y el maestro después) con preguntas, intercambios y comentarios, quien le ayuda a comprender el texto para que pueda disfrutar el contenido y sus expresiones, y ese disfrute vendría a ser la mejor motivación.
Reflexión:

El maestro tiene la tarea de influir en la manera de ser y actuar de los alumnos, a través de procesos que involucren tanto la razón como la sensibilidad. La posibilidad de formar individuos, exige al maestro un proyecto de vida consecuente con los principios que orientan su labor educativa.

Es también una labor esencial del buen maestro, construir bases sólidas que comuniquen a los alumnos con diversos dominios del conocimiento. El maestro debe ser capaz de expresar y sentir ternura, estar siempre abierto y sensible a las vivencias afectivas de los alumnos; transmitir en la experiencia de enseñar el goce del conocimiento; enseñarles actitudes de respeto hacia sí mismos, de entusiasmo y calidez en su relación con los otros, de autoconfianza y valoración de sus posibilidades.

Debe ser una persona organizada en sus ideas, segura, y bien documentada para que su palabra comunique con claridad, convenza, tenga impacto, y movilice los alumnos hacia cambios significativos. Que maneje apropiadamente las diversas técnicas, recursos, y métodos de comunicación necesarios para hacer más atractiva y eficiente la transmisión de sus mensajes.

Reseña:

MARTINEZ S, María Cristina. (1999). Hacia un modelo de lectura y escritura: Una perspectiva discursiva e interactiva de la significación. [Revista signos en línea], vol.32, no.45-46, p.129-147. Disponible en la World Wide Web: . ISSN 0718-0934. [Consulta: 2007 Febrero, 24]

Según Martínez (1999), la educación debe enfrentar algunos problemas tales como: que los saberes están siendo sometidos a procesos de renovación cada vez más acelerados. Los saberes deben responder a una formación más amplia con una mayor proyección: una exigencia de diversificación de los saberes en cuanto por ejemplo el uso y la adopción de nuevas tecnologías que permitan una rápida inserción internacional; la flexibilidad y la revalorización de otras formas de aprender y de otros contextos de aprendizaje diferentes a los tradicionales: los medios audiovisuales y tecnológicos de la información aparecen como nuevas alternativas.

La autora, destaca que para poder afrontar estos problemas, un sistema educativo debe comenzar por identificar el tipo de competencias que se deben desarrollar y las aptitudes que se deben privilegiar para posibilitar esa renovación constante de saberes, esas competencias analíticas y críticas que permitirían enfrentar la experiencia de los nuevos modos del saber y de la selección adecuada de la información.

La propuesta que propone Martínez (1999), parte de una hipótesis acerca de la construcción de los esquemas de conocimiento, la autora señala, que los esquemas cognitivos son el resultado de generalizaciones motivadas por el intercambio verbal, se vuelven significativos solamente en la unidad discursiva de este intercambio, es decir, que para que esa relación entre experiencia externa y procesos psico-biológicos sea significativa, para que se convierta en esquemas conceptuales, es necesaria la mediación del lenguaje, y es el intercambio verbal, el elemento funcional que hace posible que los procesos de generalización y de construcción de esquemas se lleven a cabo, lo cual permitiría concluir que los esquemas conceptuales, si bien funcionan internamente, son de naturaleza intersubjetiva, de naturaleza social.

Esta propuesta que expresa la autora, es una interpretación discursiva de lo social, del sujeto y de la realidad, es decir, de una interpretación discursiva del significado. El interés esencial de esta perspectiva es que conduce a una nueva manera de abordar el problema del proceso de construcción de sentido, ofrece una nueva hipótesis de trabajo en relación con el papel del lenguaje en el conocimiento y puede dar explicación a la ocurrencia simultánea de la diversidad en la unidad de intercambio verbal. Tenemos, entonces, que serían los principios generales de la construcción discursiva los que rigen la construcción de la significación y los que permiten que las prácticas sociales se conviertan en instancias interiorizadas.

1 comentario:

Annamarth Pereira dijo...

Hola Yami!!!!!te felicito por el blogs que publicastes; está muy completo y considero que relacionastes de forma ordenada los contenidos de la unidad, espero que continúes así y nos desmayes nunca ya que posee un gran potencial en el área de educación..... :) chaoooooooooooooo y besitos